Seguir y seguir

Para poder realizar todos tus objetivos hay que tener en cuenta varias cosas y se debe de tener una postura positiva para poder enfrentar todas las situaciones que se nos presentan. Nunca hay que bajar los brazos.

Siempre ten presente que se puede llegar más lejos, no hay que dejarse estar nunca, hay que trabajar cada día un poco más, y lo fundamental es estar disfrutando lo que uno está haciendo. Si no es así, es muy difícil que lleguemos con todas las fuerzas al final. Es de suma importancia buscarle lo bueno, lo lindo, lo agradable a todo. Por más tedioso que sea lo que uno está haciendo, siempre tiene un lado positivo. Llegar al final es lo positivo.

Hay que tener bien claro a lo que uno quiere llegar. Después que se tiene bien definido el objetivo, se comienza a estudiar la forma más conveniente de lograrlo. Que no tiene por qué ser la más fácil, sino que tiene que ser la forma en la que uno más aprenda, más le sirva, la que más frutos deja; y si es la más difícil hay que darle para adelante y elegir esa, la más difícil. Porque una vez finalizado el trayecto hacia el objetivo, la satisfacción que se va a sentir es impagable. Uno se siente realizado y orgulloso de uno mismo. Y esa sensación de gratitud te da más ganas de seguir con más y más cosas. Es un incentivo a seguir apostando a más y no quedarse con lo ya logrado.

Hay que concentrar todas las fuerzas en lo que uno está haciendo, sin dejar de tener nuevas miradas. Hay que ser abierto y tener en cuenta todas las opciones que nos pueden llevar al fin del camino.

Escuché decir por ahí “el  límite es el mundo”, yo discrepo con esa frase. Me animo a decir que no existe ninguna restricción. No existe un tope para soñar, imaginar; los pensamientos no tienen condición, los deseos tampoco, y las ganas para lograr un objetivo menos. Creo que si uno dice que el fin es el mundo o lo que sea, por más que decir “mundo” abarca un gran rango de posibilidades, es como estar limitándose uno mismo. Hay que decir y sobre todo pensar que NO HAY FINAL. 

Tal y como lo dice Paulo Coelho,“Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él”.

Yo creo que hasta el universo como frontera es poco. Sigo afirmando para que tengan bien en claro que no hay límite para nada. Todo se puede realizar, por más ardua que sea la tarea de lograr. Todo.

Para que sea todo un éxito hay que, primero, conocerse a uno mismo, saber las capacidades y dificultades de uno. Hay que tener todo bajo control, y para eso hay que conocerse. Pero no sólo eso, sino que hay que confiar en uno mismo siempre. Si uno no se tiene confianza, nadie la tendrá.

“Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar”, afirma Coelho. 

 Es de suma importancia para realizar todo con seguridad, y si así es, es muy difícil que algo salga mal. Teniendo seguridad y fe, uno hace las cosas firmemente y bien.

Siempre hay que ampliar los horizontes, no centrarse sólo en una cosa, en un objetivo o en una sola idea o pensamiento. No hay que ser cerrado. Al contrario, hay que ser abierto para recibir todas las opciones que hay sobre algo, todas las ideas, pensamientos o paradigmas, que por más que sean opuestos, quizás comenzamos a conocer cosas que no sabíamos que existían y  puede cambiar todo nuestro parecer.

Siempre hay que plantearse nuevos desafíos. No hay que tener uno sólo en mente. Porque pueden pasar muchas cosas…o nos estancamos en el camino y el desafío planteado termina en nada, o hay algo que realmente impide lograrlo, o una vez logrado el desafío nos quedamos sin ningún motivo para seguir el camino que veníamos trazando. 

Hay que apostarlo todo y a todo. Muchas cosas no saldrán como querríamos, y no por eso hay que bajar los brazos, al contrario, hay que seguir luchándola porque hay más cosas buenas que nos esperan que, quizás, pueden ser aún mejores. 

Cuando hay más cosas por hacer, más proyectos que realizar, más objetivos que alcanzar y más horizontes que conocer, es cuando la vida vale la pena.