Besar la vida

Tu opinión y reflexión me importa

lunes, 14 de marzo de 2011

Una palabra, un gesto, un abrazo...


Algunas circunstancias de la vida nos hacen madurar y tener conciencia de lo valioso que es existir. Con la suma de experiencias vividas uno va transformándose.

A partir  del accidente que tuve, cambié para bien. Se alteró la dimensión del valor que le designaba a la vida. Logré, desde ese entonces, mirar de forma más objetiva los hechos malos que enfrento y, de esta forma, no dejar que mis sentimientos e impulsos se apoderen de mí y me dominen.

De esta forma puedo disfrutar y enfocarme más en otros momentos que antes pasaban desapercibidos.

La realidad en la que me estaba hundiendo, me sacudió. Me di cuenta que, al estar en una situación extrema, podía perderlo todo y perderme a mí. Hubieran quedado desiertos en las personas que vivieron junto a mí todo el proceso, después de haber dado todo de sí para que yo salga adelante.  

La fuerza, la energía positiva, el aliento, las palabras de esperanza, la fe ciega que me tenían, la incondicional compañía, las risas a toda hora, los ojos grandes y brillantes de emoción al verme mejorar día a día, los festejos de cada incoherencia que decía, los abrazos suaves para no apretarme y no duela, las tomas de fotos para registrar cada paso dado, los mensajes de texto día y noche…el perfume fresco que me dejaban, fragancia imborrable. Todo eso y mucho más, fue lo que me ayudó, indudablemente, a salir adelante.  

Sé que les dolía verme en esa situación, pero la alegría les brotaba por los poros de la piel al verme sonreír, y me la transmitían instantáneamente.

Todos los detalles jugaron un rol inmensamente importante. 
El afecto, el expresar sentimientos, solidarizarse y luchar juntos para no dejar que uno se sienta solo, y así crear la ilusión de que todo es un trabajo en equipo, absolutamente todo eso es substancial para cualquiera. Lo afirmo y recontra dogmatizo que eso influyó significativamente en mí.

Son primordiales estos sencillos pero milagrosos regalos humanos. Si uno deja florecer todo el amor que lleva dentro, sin pensar en nada más que en el bien de la otra persona, resulta ser todo perfecto.

Con mi propia experiencia me doy el lugar de afirmar de pie, que los lazos interpersonales influyen notoriamente en la salud de cada uno. Intervienen  beneficiosamente. 

Cada uno de ellos me daba felicidad. Pero no momentánea, sino que era un estado de nunca acabar, que favorecía la calidad de mi vida y la de ellos también. Junto a todos pude, poco a poco, superar lo ocurrido.

Siguen siendo la fuerza que me empuja a seguir adelante, hasta el fin.

Valen Oro.
Cada día que pasaba iba descubriendo cosas de mí que jamás había tenido conciencia que existían. 

Luché hasta el fin, nunca desistí, mi voluntad se hacía cada vez más grande. Sabía que me iba a costar pero, a la vez, que valía la pena el resultado. Todo el esfuerzo es bueno.  Nada de lo que se hace con el corazón y poniendo todo uno, es un desperdicio. Absolutamente nada.

Sea para lograr lo que sea, siempre hay luchar hasta el fin aunque hayan muchos obstáculos en el camino y se piense imposible. Cada día era diferente, de a poco más logros, cada amanecer un nuevo comienzo. Mi deseo más profundo se cumplió, el regalo bendito otra vez se me dio. 
Nunca me arrepiento de lo que pasó. No hay pecado más terrible que no haber aprendido nada, por eso no me cuestiono. Lo valioso es que me cultivé como persona, que hoy tengo sueños infinitos, que veo con ojos profundos, más allá de todo lo que se manifiesta. Todavía respiro, siento, mi corazón sigue palpitando, amo, sonrío, disfruto, lloro, abrazo, bailo… como nunca.

No es una reminiscencia perdida ni vacía, es un recuerdo aprendido.
Una dulce y serena espera fueron esos días eternos. Cada noche las estrellas me calmaban susurrándome al oído diciéndome que todo iba a salir bien, que confíe en ellas. Hoy las miro y les sonrío.


En este video puedo transmitir lo mismo pero con imágenes fotográficas:




No hay más palabras que decir, sólo Gracias a todos, por más que muchos no estén en este video.
¡Los amo!

jueves, 3 de marzo de 2011

Decisión acertada, nunca derribada


Estoy contenta con la carrera que decidí cursar. Siempre, desde chica, soñé con ser periodista.
Cuando llegó el momento en que tenía que escoger qué iba a hacer, estaba en una nube de confusiones.  Es que no sólo me gustaba Periodismo, sino que no había otra carrera u otra cosa que me gustara. Por lo que todas mis fuerzas estaban concentradas y tiraban para el mismo lugar.
Cuando entré a la facultad y comencé a conocer el mundo universitario me quedé anonadada. Me fascinó. Y también influyeron todas las instalaciones que tiene la Universidad ORT, como el estudio de radio, de televisión; también por las materias que ya me introdujeron a lo que aspiro hacer.
Estaba muy entusiasmada, y sigo así. Aunque en algunos momentos dudé si era lo que realmente quería hacer. El hecho de haber perdido dos materias claves como “Expresión Oral y Escrita” y “Periodismo”, me hizo vacilar.
Sin embargo, lo importante es que yo misma me doy cuenta de que poco a poco voy mejorando la forma de escribir y todo lo que ello implica. Hoy miro mis cuadernos de hace unos años y me da impresión, y hasta vergüenza, ver cómo escribía. 
Creo que lo fundamental es que uno mismo valore el progreso, por más mínimo que sea, de uno. Porque es sumamente imprescindible ver los frutos logrados después de un arduo esfuerzo e incesables angustias. De esta forma, haber mejorado es lo que me hizo reafirmar la decisión que tome al elegir la carrera.
Recién entro a 2do año. Aún me quedan muchas cosas por mejorar, infinitas, soy consciente de eso. Igual nada va a impedir que siga el camino. No voy a dejar que mi tenacidad se rompa.